viernes, 9 de marzo de 2018

¿Una luz? ¿Dentro del cáliz de Valencia?

«Y fue así como llegó a la conclusión de que Wagner y Eschenbach habían descubierto que el grial, lejos de ser un recurso literario, había existido de verdad. Viñas identificó el Montsalvat del poema de Wolfram con el Monte Salvado de Jaca; Anfortas, con Alfonso I el Batallador, y el grial, con un objeto que estuvo guardado en San Juan de la Peña. Un grial que, naturalmente, él quería sostener en sus propias manos antes de interpretar a Parcival. 

—¡La copa de Valencia! —exclamó Johnny agitado como si a mí, a esas alturas, fueran a impresionarme sus hallazgos. Lo único que me importaba era que nos soltaran de inmediato. 

—Viñas llegó a la conclusión de que el grial no podía ser otro que el llamado «Cáliz de la Cena» de Valencia, y como él era una persona muy querida allí, amigo personal del arzobispo de la ciudad, aquel mismo año organizó un recital en la catedral sólo para que se lo bajaran del relicario y poder tocarlo. Lo necesitaba para su interpretación. 

—Y justo entonces ocurrió el milagro... —volvió a interrumpirlo Johnny. 

—El milagro, sí. Eso es lo que Fort quiso contarnos. 

La mirada oscurecida del director de orquesta y la mía, cargada de desprecio, se encontraron de nuevo en el retrovisor. Mi mente no terminaba de encajar que nos hubieran atacado, secuestrado y drogado y que ahora estuvieran tan tranquilos hablándome del maldito Parsifal . 

—Lo que ocurrió —prosiguió él— es que estando en la capilla del Santo Cáliz el arzobispo y él, Viñas entonó una de las arias del Parsifal con la reliquia entre las manos. Aquélla fue, dicen, la interpretación más sentida de su vida. Tanto que el tenor cayó en éxtasis al tiempo que aquel cáliz comenzaba a irradiar una luz que iluminó durante unos segundos la capilla, ante la sorpresa del arzobispo y de los canónigos que lo acompañaban. 

Me removí inquieto en el asiento sorprendido de que, de repente, me contaran algo como aquello. Con toda probabilidad estaban mintiéndome otra vez. ¿Johnny y Luis hablando de un grial místico? No. Definitivamente aquello no encajaba. Y aunque ya me importaban un bledo el duelo a textos, la cordada de doña Victoria, Viñas y el Santo Grial y lo único que quería era escapar de allí con Pau, lo que acababan de sugerir me espabiló de golpe. 

¿Una luz? 

¿Dentro del cáliz de Valencia?»

El fuego invisible

Javier Sierra



Todocolección

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