miércoles, 30 de noviembre de 2016

Et promet, tan cert com et bese, que seré forma i no paraula

«Ai, amor, si et trobava i no fores miratge de l'ànsia,
et promet, tan cert com et bese, que seré forma i no paraula,
que com el fang de l'escultor canvia segons desig, anhel o tristesa,
canviaré jo estimant-te, ja suau, ja fort, bellíssim com la rosa.

Ai, amor

Nocturn imperi

Joan F. Bolufer

Sanatorio Marítimo Nacional en la Malvarrosa

Todocolección

martes, 29 de noviembre de 2016

Cuyo recuerdo turbaba el sueño de las gentes honradas

«Allí, en el río, estaba el peligro de la ciudad, la pesadilla de Valencia, la mala bestia, cuyo recuerdo turbaba el sueño de las gentes honradas, haciendo amargo el vino y desabrido el pan. En un ribazo, entre aplastadas marañas de juncos, un lóbrego y fangoso agujero, y en el fondo, durmiendo la siesta de la digestión, entre peladas calaveras y costillas rotas, el dragón, un horrible y feroz animalucho nunca visto en Valencia, enviado, sin duda, por el Señor —según decían las viejas ciudadanas— para castigo de pecadores y terror de los buenos.»

El dragón del Patriarca. Cuentos valencianos


Vicente Blasco Ibáñez


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lunes, 28 de noviembre de 2016

Nit d' hivern, nit de tempesta

«Nit d' hivern, nit de tempesta.
Cau la neu per tot la vall;
en la masia, quan trista
la familia és a la llar.

Cruixen portes i finestres,
la neu tot ho ha embolcallat,
el gat s' acosta a les brases,
udola el llop mort de fam.

L' agüelo conta rondalles,
les dones estan resant,
la xicalla, boca oberta,
ja no gosa ni alenar.

"...Puix senyor, el fill del rei
de cap a peus disfressat,
demanava a cada porta
que li fessen caritat..."

Nit d' hivern, nit de tempesta,
la mare ja llesca pa.
L' agüelo conta rondalles,
la xicalla esta sopant.»

Nit d’hivern

Enric Soler i Godes


Nevada del 11 de enero de 1960

Todocolección

domingo, 27 de noviembre de 2016

El que mañana llegue con las manos vacías, no pasará de esa puerta

«Los viernes, al salir de la escuela, escuchaban invariablemente todos ellos el mismo discurso. 

—Señores míos, mañana es sábado. recuérdenlo ustedes a sus señoras madres y háganles saber que el que mañana no traiga los dos cuartos no entrará en la escuela. A usted se lo digo especialmente, señor de... tal, y a usted, señor de... cual —y así soltaba una docena de nombres—. Tres semanas que no traen ustedes el estipendio prometido, y así no es posible la instrucción, ni puede procrear la ciencia, ni combatirse con desahogo la barbarie nativa de estos campos. Yo lo pongo todo: mi sabiduría, mis libros —y miraba las tres cartillas, que iba recogiendo su mujer cuidadosamente para guardarlas en la vieja cómoda—, y ustedes no traen nada. Lo dicho: el que mañana llegue con las manos vacías, no pasará de esa puerta. Aviso a las señoras madres.»

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez


Ilustración de José Benlliure para La barraca

sábado, 26 de noviembre de 2016

Todo mezclado

«-¿Qué le gusta más, padre Salvador: unos huevecitos con patatas o unas longanizas de la conserva?

Él contestaba con una voz que parecía ronquido:

-Todo mezclado; todo mezclado.»

Cuentos valencianos

Vicente Blasco Ibáñez



Fotógrafo minutero

Todocolección

viernes, 25 de noviembre de 2016

Y morirme contigo si te matas

«Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.»

Contigo

Joaquín Sabina


Pareja valenciana

Todocolección

jueves, 24 de noviembre de 2016

Sigan la senda de los niños

«Cuando la llama de la fe se apague, y los doctores
no hallen la causa de su mal, señoras y señores
sigan la senda de los niños y el perfume a churros
que en una nube de algodón dulce le espera el Furo.

Goce la posibilidad de alborotar el barrio.
Por tres pesetas puede ser bombero voluntario
o galopar en sube y baja el mundo en un potrillo.
Dos colorados tengo y uno tordillo.

Suba usted, señor.
Anímese.
Cuelgue el pellejo en la acera.
Súbase
al tordillo de madera.
Olvídese
de lo que fue y de qué modo.
Brínquese
a la magia de pasar de todo.
Móntese
en el carrusel del Furo.
Súbase.
Dos boletos por un duro.

No se sorprenda si al girar, la luna le hace un guiño,
que un par de vueltas le dirán cómo alucina un niño.
Le aplaudirán desde un balcón geranios y claveles
y unos ojos que le llenaron de cascabeles.

Enfúndese en los pantalones largos de su hermano
y en la primera bocanada de humo americano
que el aire será más azul y la noche más corta.
Si no le cura, al menos, le reconforta.

Señor, señor...
Anímese.
Cuelgue el pellejo en la acera.
Súbase
al tordillo de madera.
Olvídese
de lo que fue y de qué modo.
Brínquese
a la magia de pasar de todo.
Móntese
en el carrusel del Furo.
Súbase.
Dos boletos por un duro.»

El carrusel del Furo

Joan Manuel Serrat


Falla Plaza del Mercado. 1929. Carlos Cortina

http://www.dival.es/

miércoles, 23 de noviembre de 2016

A lo mejor, más que viejo seré un anciano honorable

«Me llegará lentamente
y me hallará distraído
probablemente dormido
sobre un colchón de laureles.
Se instalará en el espejo,
inevitable y serena
y empezará su faena
por los primeros bosquejos.

Con unas hebras de plata
me pintará los cabellos
y alguna línea en el cuello
que tapará la corbata.
Aumentará mi codicia,
mis mañas y mis antojos
y me dará un par de anteojos
para sufrir las noticias.

La vejez...
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí, donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.

La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue, la juventud alguna vez.

Con admirable destreza,
como el mejor artesano
le irá quitando a mis manos
toda su antigua firmeza
y asesorando al Galeno,
me hará prohibir el cigarro
porque dirán que el catarro
viene ganando terreno.

Me inventará un par de excusas
para amenguar la impotencia,
´que vale más la experiencia
que pretensiones ilusas´,
me llegará la bufanda,
las zapatillas de paño
y el reuma que año tras año
aumentará su demanda.

La vejez...
es la antesala de lo inevitable,
el último camino transitable
ante la duda... ¿qué vendrá después;

La vejez
es todo el equipaje de una vida,
dispuesto ante la puerta de salida
por la que no se puede ya volver

A lo mejor, más que viejo
seré un anciano honorable,
tranquilo y lo más probable,
gran decidor de consejos
o a lo peor, por celosa
me apartará de la gente
y cortará lentamente
mis pobres, últimas rosas.

La vejez
está a la vuelta de cualquier esquina,
allí donde uno menos se imagina
se nos presenta por primera vez.

La vejez...
es la más dura de las dictaduras,
la grave ceremonia de clausura
de lo que fue la juventud alguna vez.»

Alberto Cortez


Hombre en la playa. Cecilio Plá y Gallardo

martes, 22 de noviembre de 2016

¡Música...! ¡músicaaaa!- gritaba la gente

«- ¡Música...! ¡músicaaaa!- gritaba la gente.

Y los músicos, azorados por el vocerío, iban hacia el tablado abriéndose paso en la muchedumbre. Era la banda de un pueblo de las cercanías; rústicos gañanes que, enfundados en un uniforme mal cortado, faja de general y ros vistoso con pompón de rabo de gallo, andaban con cierta dificultad--como si los pies, acostumbrados a alpargatas en el resto de la semana, protestasen al verse oprimidos en botitos de gomas--, mientras el sudor de su cuerpo sano y vigoroso rezumaba por todas las costuras de la guerrera.»

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Antigua "Entrà Aurora" (actualmente "Despertà")

http://amigospirotecnia.mforos.com/

lunes, 21 de noviembre de 2016

Que no hay sitio en el barco

«Y ahora nos salen con que no podemos,
que no hay sitio en el barco,
no quieren saludarnos,
no quieren jugar con nosotros.»

El barco (fragmento)

Pablo Neruda



Fotógrafo minutero. Playa de Levante

Todocolección

domingo, 20 de noviembre de 2016

La mano es la herramienta del alma

«Dos especies de manos se enfrentan en la vida,
brotan del corazón, irrumpen por los brazos,
saltan, y desembocan sobre la luz herida
a golpes, a zarpazos.

La mano es la herramienta del alma, su mensaje,
y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.

Alzad, moved las manos en un gran oleaje,
hombres de mi simiente.

Ante la aurora veo surgir las manos puras
de los trabajadores terrestres y marinos,
como una primavera de alegres dentaduras,
de dedos matutinos.

Endurecidamente pobladas de sudores,
retumbantes las venas desde las uñas rotas,
constelan los espacios de andamios y clamores,
relámpagos y gotas.

Conducen herrerías, azadas y telares,
muerden metales, montes, raptan hachas, encinas,
y construyen, si quieren, hasta en los mismos mares
fábricas, pueblos, minas.

Estas sonoras manos oscuras y lucientes
las reviste una piel de invencible corteza,
y son inagotables y generosas fuentes
de vida y de riqueza.

Como si con los astros el polvo peleara,
como si los planetas lucharan con gusanos,
la especie de las manos trabajadora y clara
lucha con otras manos.

Feroces y reunidas en un bando sangriento
avanzan al hundirse los cielos vespertinos
unas manos de hueso lívido y avariento,
paisaje de asesinos.

No han sonado: no cantan. Sus dedos vagan roncos,
mudamente aletean, se ciernen, se propagan.
Ni tejieron la pana, ni mecieron los troncos,
y blandas de ocio vagan.

Empuñan crucifijos y acaparan tesoros
que a nadie corresponden sino a quien los labora,
y sus mudos crepúsculos absorben los sonoros
caudales de la aurora.

Orgullo de puñales, arma de bombardeos
con un cáliz, un crimen y un muerto en cada uña:
ejecutoras pálidas de los negros deseos
que la avaricia empuña.

¿Quién lavará estas manos fangosas que se extienden
al agua y la deshonran, enrojecen y estragan?
Nadie lavará manos que en el puñal se encienden
y en el amor se apagan.

Las laboriosas manos de los trabajadores
caerán sobre vosotras con dientes y cuchillas.
Y las verán cortadas tantos explotadores
en sus mismas rodillas.»

Las manos

Miguel Hernández


El Palmar. 1950

http://juanansoler.blogspot.com.es/

sábado, 19 de noviembre de 2016

El pie del niño aún no sabe que es pie

«El pie del niño aún no sabe que es pie,
y quiere ser mariposa o manzana.

Pero luego los vidrios y las piedras,
las calles, las escaleras,
y los caminos de la tierra dura
van enseñando al pie que no puede volar,
que no puede ser fruto redondo en una rama.
El pie del niño entonces
fue derrotado, cayó
en la batalla,
fue prisionero,
condenado a vivir en un zapato.

Poco a poco sin luz
fue conociendo el mundo a su manera,
sin conocer el otro pie, encerrado,
explorando la vida como un ciego.

Aquellas suaves uñas
de cuarzo, de racimo,
se endurecieron, se mudaron
en opaca substancia, en cuerno duro,
y los pequeños pétalos del niño
se aplastaron, se desequilibraron,
tomaron formas de reptil sin ojos,
cabezas triangulares de gusano.
Y luego encallecieron,
se cubrieron
con mínimos volcanes de la muerte,
inaceptables endurecimientos.

Pero este ciego anduvo
sin tregua, sin parar
hora tras hora,
el pie y el otro pie,
ahora de hombre
o de mujer,
arriba,
abajo,
por los campos, las minas,
los almacenes y los ministerios,
atrás,
afuera, adentro,
adelante,
este pie trabajó con su zapato,
apenas tuvo tiempo
de estar desnudo en el amor o el sueño,
caminó, caminaron
hasta que el hombre entero se detuvo.

Y entonces a la tierra
bajó y no supo nada,
porque allí todo y todo estaba oscuro,
no supo que había dejado de ser pie,
si lo enterraban para que volara
o para que pudiera
ser manzana.»

Al pie desde su niño


Pablo Neruda


Club Náutico

https://www.delcampe.net/

viernes, 18 de noviembre de 2016

Como una Ofelia valenciana coronada por una nube de mosquitos

«...El Semo arrojó el cuerpo de Amelita a la acequia en medio de la dulzura de la tarde y el cadáver comenzó a navegar agua abajo como una Ofelia valenciana coronada por una nube de mosquitos, pero antes el violador había tratado de cubrirlo de flores y una de ellas era la herida mortal, la más roja que se veía flotando. A veces las ramas de un sauce o las raíces del cañaveral detenían a la joven muerta y luego el cuerpo seguía camino por el agua con la cabellera mecida; algún remolino la hundía en la ciénaga y al poco tiempo volvía a emerger con los ojos abiertos a través del limo. El cuerpo quedó ya varado definitivamente en un recodo de la acequia...»

Tranvía a la Malvarrosa

Manuel Vicent







Todocolección

Las fotos pertenecen a un crimen similar cometido, en Abril de 1902, en la huerta, "a media hora de la capital" y el asesino vivía "a medio kilómetro del lugar del crimen y debía habitar en unas casitas denominadas de Ferrandis"

jueves, 17 de noviembre de 2016

Per on s’han mogut los nostres coratges

«I dix u dels pròmens, ab veu entonada:
“Sapiau, mossényer, que antany, no ha molta,
en contra nosaltres, sens pus, fo donada
una... (com li diuen?) sentença malvada
(puix vostra bondat nos ou i ens escolta),
la qual fo d’inics i de molts ultratges
i en gran vituperi de tots i gran gangle,
car ella ens bandeja los nostres llenguatges;
per on s’han mogut los nostres coratges
a fer que, d’hui més, de nós ningú es jangle.»

La brama dels llauradors de l'horta de València (fragment). Segle XV

Jaume Gassull


Huerta de Valencia

Todocolección

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Vora el barranc dels Algadins

«Vora el barranc dels Algadins
hi ha uns tarongers de tan dolç flaire,
que per a omplir d’aroma l’aire
no té lo món millors jardins.
Allí hi ha un mas, i el mas té dins
volguts records de ma infantesa;
per ells jo tinc l’ànima presa
vora el barranc dels Algadins.

Vora el barranc dels Algadins,
s’alcen al cel quatre palmeres;
el vent, batent ales lleugeres,
mou son plomall i els seus troncs fins.
En ells, milers de teuladins
fan un soroll que el cor encisa.
Qui oir pogués sa xiscladissa,
vora el barranc dels Algadins!

Vora el barranc dels Algadins,
l’aigua corrent los camps anega;
en sos espills lo sol llampega,
i trau l’arròs verdosos brins.
Sona el tic-tac en los molins;
i en caure el sol, caçadors destres,
a joca van d’ànecs silvestres,
vora el barranc dels Algadins.

Vora el barranc dels Algadins,
mourà demà les palmes l’aire;
li donaran los horts son flaire,
i sa cantúria els teuladins.
El mas demà guardarà dins
dolços records i imatges belles;
jo no podré gojar ja d’elles,
vora el barranc dels Algadins!»

Vora el barranc dels Algadins 

Teodor Llorente

martes, 15 de noviembre de 2016

Si fores el Rei d’Espanya, ¿què dinaries tu hui?

«Per l’horta, tocant migdia,
plens d’infantil alegria,
ditxosos i satisfets,
tornaven a l’alqueria
dos pobres fematerets.

L’un i l’altre, a l’escoltar
les dotze, que en so de queixa
els cridaven a la llar,
tingueren una mateixa
idea: la de dinar.

El més menut, que li guanya
a l’altre que l’acompanya
en vivor, li digué així:–“

Si fores el Rei d’Espanya,
¿què dinaries tu hui?”

Alçant el front ple d’arraps,
i soltant la llengua prompta,
li contestà: –“¿Pués, no ho saps?
¡Quina pregunta més tonta…!
Arròs en fesols i naps”.

“¿I tu?» –afegí el major.
El menut llançà un suspir,
i torcant-se la suor,
li replicà: –«¿Què he de dir,
si tu has dit ja lo millor?”.»

Arròs en fesols i naps

Teodor Llorente


La Albufera. Plantando arroz

http://www.museuvalenciaetnologia.es/

lunes, 14 de noviembre de 2016

Puix jo els viu tornar, vers ells jo m’atanse

«“Mossényer senyor, si no us ho parlàvem,
la vostra mercé tampoc no ho sabria;
mas, puix que voleu saber on anàvem
ni tota la cosa de què raonàvem,
sens vot d’aquests altres jo no us ho diria.”
I així entre ells parlant, de mi allunyant-se,
crec jo que pensaven si dir-m’ho devien,
i a cap d’un poquet a mi acostant-se,
puix jo els viu tornar, vers ells jo m’atanse
per veure ço que ells a mi dir volien.»

La brama dels llauradors de l'horta de València (fragment). Segle XV

Jaume Gassull


Paisaje de la huerta de Valencia

Todocolección

domingo, 13 de noviembre de 2016

Pequeño vals vienés

«En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.

Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.

En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.

Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del "Te quiero siempre".

En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orilla tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.»

Pequeño vals vienés

Federico García Lorca



El Parador del Foc

https://elenatrenor.wordpress.com/

sábado, 12 de noviembre de 2016

Car no sens gran causa veig jo volotades

«“Oïu-me, si us plau, vosaltres sus ara,
puix só arribat ací de ventura:
quin és lo perquè que ab tanta gatzara
anau remorats, i ab tal gara-gara
que el cor de qui us ou meteu en pressura?
Ha-us algú fet sobres molt demasiades?
o han-vos llevat de l’aigua la tanda?
o anau a trencar assuts o parades?,
car no sens gran causa veig jo volotades
a totes les gents, deçà d’esta banda.”»

La brama dels llauradors de l'horta de València (fragment)

Jaume Gassull


Barraca en la huerta de Valencia

Todocolección

viernes, 11 de noviembre de 2016

I ab l’arc en la mà, cuití tost defora

«I ab l’arc en la mà, cuití tost defora,
un pas davant altre, mostrant passejar-me,
per veure i sentir la tal via-fora;
i sens molt trigar, tant sobtí aquella hora
vers ells caminant, que vaig atansar-me.
"Mossényer, la vostra —los uns me digueren—,
i Déu vos mantinga i us llargue la vida",
e jo, "Déu vos ait" dient-los, d’on eren
tantost responguí, i ells respongueren:
"Mossényer, d’a cens d’aquesta partida."»

La brama dels llauradors de l'horta de València (fragment)

Jaume Gassull



Barraca en la huerta de Valencia

Todocolección

jueves, 10 de noviembre de 2016

Llançant les paraules a lliures i arroves

«I estant en est dubte, quan més s’acostaven,
ixquí en la finestra del meu escriptori
i viu pel barranc avall devallaven
d’armats tals esquadres que cert me semblaven
algun gran roïdo o gran rebombori,
llançant les paraules a lliures i arroves,
que em sembla tenien entre ells molt gran cisma,
que els uns ab los altres fent contres i proves
ab molt gran desodi venien a noves,
que em par que en l’alfòndec oís la morisma.»

La brama dels llauradors de l'horta de València (fragment)

Jaume Gassull


Barraca en la huerta de Valencia

Todocolección

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Sumava lo temps per anys i jornades

«Estant de repòs, vetlava ma pensa,
portant-me record de coses passades;
dels mals i dels béns que amor me dispensa
ab goig i tristor fent jo recompensa,
sumava lo temps per anys i jornades
quan, sentint remor les mies orelles,
dubtava si era cantar de cigales
o so de sancerros, tifells o esquelles,
o veu de persones, o eixam d’abelles,
o passa de grues, o corbs, o cucales.»

La brama dels llauradors de l'horta de València (fragment)

Jaume Gassull


En la huerta de Valencia
Todocolección

martes, 8 de noviembre de 2016

Abandonados en un mar sin límites

«El silencio era absoluto. El río, libre de la opresión de la ciudad, no mugía ya; se agitaba y arremolinaba en silencio, borrando todos los vestigios de la tierra. Los dos hombres se creían náufragos abandonados en un mar sin límites, en una noche eterna, sin otra compañía que la llama rojiza que serpenteaba en la proa y aquellas vegetaciones sumergidas que aparecían y desaparecían como los objetos vistos desde un tren a gran velocidad.»

Entre naranjos

Vicente Blasco Ibáñez


Amor de madre

Antonio Muñoz Degrain

lunes, 7 de noviembre de 2016

Juventud

«Estancia soleada:
¿Adónde vas, mirada?
A estas paredes blancas,
clausura de esperanza.

Paredes, techo, suelo:
gajo prieto de tiempo.
Cerrado en él, mi cuerpo.
Mi cuerpo, vida, esbelto.

Se le caerán un día
límites. ¡Qué divina
desnudez! Peregrina
luz. ¡Alegría, alegría!

Pero estarán cerrados
los ojos. Derribados
paredones. Al raso,
luceros clausurados.»

Juventud

Vicente Aleixandre



Tres jóvenes en la antigua Rosaleda de los Jardines del Real o Viveros de Valencia
Archivo José Huguet
http://valenciadesaparecida.blogspot.com.es/

domingo, 6 de noviembre de 2016

El vuelo

«El alto vuelo sigo
con mis manos:
honor del cielo, el pájaro
atraviesa
la transparencia, sin manchar el día.

Cruza el oeste palpitando y sube
por cada grada hasta el desnudo azul
todo el cielo es su torre
y limpia el mundo con su movimiento.

Aunque el ave violenta
busque sangre en la rosa del espacio
aquí está su estructura:
flecha y flor es el pájaro en su vuelo
y en la luz se reúnen
sus alas con el aire y la pureza.

¡Oh plumas destinadas
no al árbol, ni a la hierba, ni al
combate,
ni a la atroz superficie,
ni al taller sudoroso,
sino a la dirección y a la conquista
de un fruto transparente!

El baile de la altura
con los trajes nevados
de la gaviota, del petrel, celebro,
como si yo estuviera
perpetuamente entre los invitados:
tomo parte
en la velocidad y en el reposo,
en la pausa y la prisa de la nieve.

Y lo que vuela en mí se manifiesta
en la ecuación errante de sus alas.

¡Oh viento junto al férreo
vuelo del cóndor negro, por la bruma!
Silbante viento que traspuso el héroe
y su degolladora cimitarra:
tú guardas el contacto
del duro vuelo como una armadura
y en el cielo repites su amenaza
hasta que todo vuelve a ser azul.

Vuelo de la saeta
que es la misión de cada golondrina,
vuelo del ruiseñor con su sonata
y de la cacatúa y su atavío!

Vuelan en un cristal los colibríes
conmoviendo esmeraldas encendidas
y la perdiz sacude
el alma verde
de la menta volando en el rocío.

Yo que aprendía volar, con cada vuelo
de profesores puros
en el bosque, en el mar, en las
quebradas,
de espaldas en la arena
o en los sueños.
me quedé aquí, amarrado
a las raíces,
a la madre magnética, a la tierra,
mintiéndome a mí mismo
y volando
solo dentro de mí,
solo y a oscuras.

Muere la planta y otra vez se entierra,
vuelven los pies del hombre al
territorio,
sólo las alas huyen de la muerte.

El mundo es una esfera de cristal,
el hombre anda perdido si no vuela
no puede comprender la transparencia.

Por eso yo profeso
la claridad que nunca se detuvo
y aprendí de las aves
la sedienta esperanza,
la certidumbre y la verdad del vuelo.»

El vuelo

Pablo Neruda



Vista aérea del Parterre

http://www.skyscrapercity.com/

sábado, 5 de noviembre de 2016

A l’altra banda, no hi havia res

«La via del tren separava la ciutat asfaltada. A l’altra banda, no hi havia res. Un descampat, un solar, escombraries. Enderrocs, una séquia, una claveguera. Fang i pols i pedres. Herba i camps esparsos. Entre naus i fusteries i tallers. I bars, alguns de putes. I un enorme pal o bastida elèctrica, enmig de tot allò. Un home havia sigut trobat mort penjat dels cables d’alta tensió. La propietària del bar de putes, i l’única cambrera que recorde, era una dona gran, o m’ho semblava, amb faldilla curta i botes, cabell ros o platí, amb uns pits punxeguts. Literalment, acabats en punta. A les tres de la vesprada, el bar ja era obert. L’obríem nosaltres cada vegada que passàvem, puntualment, en anar a escola. Déiem puta i pegàvem a fugir. Després ens aturàvem per veure si eixia, sempre eixia. I la véiem. A vegades hi havia algú dins. Sempre pensàvem que estava fent-ho. A vegades deixava, o restava, la porta entreoberta. I passàvem a poc a poc, una i altra vegada. Fins que la tancaven. Si anava sol, passava de llarg com si res. Era de vidre opac de colors diversos: roig, blau... Un dia tancaren el bar, i en posaren un altre, amb vidres transparents pintats. Recorde el dia que els pintaven: Bocadillos – Tapas variadas, amb una clòtxina i una gamba dibuixada. No tenia cap interés. Era al costat del carrer de Granada. Uns mesos després asfaltaren el carrer.»

D’Elogi de la llibertat

Lluís Roda


Locomotora 1400 antigua MZA con mercante hacia el sur, años sesenta. Avenida del Puerto.

http://www.skyscrapercity.com/

viernes, 4 de noviembre de 2016

Arrolladas al busto las madejas de cáñamo

«…y los cordeleros, arrolladas al busto las madejas de cáñamo, andaban de espaldas por la ribera de la acequia, formando entre sus ágiles dedos el hilo que se prolongaba sujeto al incansable torno.»

Flor de Mayo


Vicente Blasco Ibáñez


Cordeleros
Joaquín Sorolla

jueves, 3 de noviembre de 2016

Doña Manuela entró en la tienda

«Doña Manuela entró en la tienda. El mismo aspecto de otros tiempos, aunque con cierto aire de restaurada frescura. La anaquelería, de madera vieja, atestada de cajas; sobre el mostrador telas y más telas extendidas sin compasión hasta barrer el suelo; dependientes con el pelo aceitoso y las brillantes tijeras asomando por la abertura del bolsillo, y mujeres discutiendo con ellos, como si estuvieran en el centro del Mercado, abrumándolos con irritantes exigencias.»

Arroz y tartana

Vicente Blasco Ibáñez


Almacenes y Tejidos "Enrique Miralles Cuñat" Calle Pintor Sorolla nº5. Circa 1900. 


miércoles, 2 de noviembre de 2016

¡Pobre Pascualet!

«¡Pobre Pascualet!... ¡Infeliz Obispillo! Con su guirnalda extravagante y su cara pintada estaba hecho un mamarracho. Más ternura dolorosa inspiraba su cabecita pálida, con el verdor de la muerte, caída en la almohada de su madre, sin más adornos que sus cabellos rubios.  

Pero todo esto no impedía que las buenas huertanas se entusiasmasen ante su obra. «¡Miradlo!... ¡Si parecía dormido! ¡Tan hermoso!, ¡tan sonrosado!...» Jamás se había visto un albaet como éste

Y llenaban de flores los huecos de su caja: flores sobre la blanca vestidura, flores esparcidas en la mesa, apiladas, formando ramos en los extremos. Era la vega entera abrazando el cuerpo de aquel niño que tantas veces había visto saltar por sus senderos como un pájaro, extendiendo sobre su frío cuerpo una oleada de perfumes y colores.»

La barraca

Vicente Blasco Ibáñez


Ilustración de José  Benlliure para La barraca

martes, 1 de noviembre de 2016

Más o menos la muerte

«La muerte es sólo un niño
de cara triste
un niño
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que se parece
a Dios.

A veces
sin embargo
es tan sólo un silencio
sin pasado
sin molde
sin olor
un silencio en que ladran
los perros
esos perros
y uno se pregunta
quiénes son.

Otras veces.

Otras veces
es una niebla espesa
que se mete en los ojos
que destruye la voz
y lo arrincona a uno definitivamente
bueno
definitivamente no
tan sólo hasta que uno
se siente
sin amor.

A veces.

Pero es raro.

Por lo común la muerte
es solamente un niño
de cara triste
un niño
que sale de la noche
sin motivo
sin miedo
sin fervor
un pobre niño viejo
que deja caer su mano
sobre mi corazón.»

Más o menos la muerte

Mario Benedetti


Entierro en el Cabanyal. Abril de 1947
Cortesía de Rafael Solaz